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miércoles, 20 de febrero de 2013

Yoani Sánchez y el campo minado del Embargo

Ante el sonsonete de un anciano que, bajo el efecto enervante de la esclerosis, repite incesantemente lo mismo, solemos reírnos o irritarnos, pero jamás tomarlo en serio. Y ya la cantinela del Embargo de Estado Unidos contra el gobierno de Cuba forma parte de esa mustia, enrevesada e inútil tela de araña que la vejez pone en el pensamiento.

Tanto la posición en contra como a favor se han petrificado, son un huesito husmeado por curiosos antropólogos, una moneda arcaica que pasa, ya desgastada y sin brillo, de un mercachifle a otro pero con escasa plusvalía. Washington no cede y La Habana no cambia. Nadie gana. Es imbatible como el tiempo sobre las neuronas y la piel, a pesar de píldoras y cosméticos.

En Brasil, la bloguera Yoani Sánchez cayó en la trampa y repitió el estribillo. Dio pábulo a la vieja letanía. Se ha desatado con ello un frenesí de soñolientas puñaladas y desabridas cataplasmas. Caminó por un campo cundido de viejas minas que explotan de solo rozarlas.

Debatir ahora mismo sobre dos fósiles como son la dictadura cubana y el embargo económico de Estados Unidos contra esa dictadura es dejarse llevar por la abulia que la rutina impone. Al pensador joven corresponde la audacia de una tesis nueva. Repetir arcaicos argumentos es alinearse, buscar amparo en una u otra arista de lo establecido. No es con mimetismos ni reverencias que se alcanza lo atrevido.

De no existir la dictadura no existiría el embargo. La mejor manera de eliminar el embargo es abolir la dictadura. A Estados Unidos compete suprimir el embargo, a Cuba prescindir de la dictadura. Es una puja entre dos gobiernos establecidos y la decisión jamás será unilateral.

Más que mostrarse a favor o en contra del embargo, a la oposición cubana corresponde llegar al poder y establecer un gobierno con potestad para dirimir el diferendo. Mientras tanto, que sea la dictadura quien se encargue de arremeter contra el embargo y los políticos estadounidenses de recrudecerlo o flexibilizarlo, según sus agendas. Ya vendrá el fin de la dictadura y con ello el fin del embargo. 

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