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sábado, 20 de octubre de 2012

Y por qué no, corramos

Se dice que el 20 de octubre de 1868 se escuchó por primera vez la letra de lo que más tarde sería el Himno Nacional cubano. Cuentan que Pedro “Perucho” Figueredo, a quien se atribuye la creación del mismo, desde la silla de su caballo, lo entonó en una plaza, luego de que las huestes mambisas -que se habían alzado en arma diez días antes- tomaran la ciudad de Bayamo.

Por esa época el himno se llamaba La Bayamesa. Tomaba su nombre influido por La Marsellesa, el himno de la revolución francesa. Entonces contaba con cuatro estrofas más que fueron suprimidas en 1902 con el nacimiento de La República.

La Bayamesa, en su totalidad, decía asi:

¡Al combate corred bayameses,
que la Patria os contempla orgullosa;
no temáis una muerte gloriosa,
que morir por la patria, es vivir!

En cadenas vivir, es vivir,
en afrenta y oprobio sumidos.
Del clarín escuchad el sonido,
¡a las armas valientes corred!

                        (Hasta aquí el himno. En adelante lo suprimido.)

No temáis; los feroces íberos
son cobardes cual todo tirano
no resisten al bravo cubano;
para siempre su imperio cayó.

¡Cuba libre! Ya España murió,
su poder y su orgullo ¿do es ido?
¡Del clarín escuchad el sonido
¡a las armas!, valientes, corred!

Contemplad nuestras huestes triunfantes
contempladlos a ellos caídos,
por cobardes huyen vencidos:
por valientes, supimos triunfar!

¡Cuba libre! podemos gritar
del cañón al terrible estampido.
¡Del clarín escuchad el sonido,
¡a las armas!, valientes, corred!

Pero como se ha dicho, por ciertas razones diplomáticas, las cuatro estrofas finales fueron eliminadas ya que, según se adujo por entonces, herían el honor de la república española. Aunque pareciera, más bien, que se debió a que la mayor parte de las riquezas nacionales, tras las guerras de independencia, seguían en manos de españoles o descendientes de ellos.

Muchos años después, y a modo de ingeniosidad, con cierto grado de humor corrosivo, dejando traslucir el espíritu de “Capitán Araña, que algunos asumen cuando “la caña se pone a tres trozos”, Nicolás Guillén se preguntaba en uno de sus epigramas.

Al combate corred, Bayameses,
y por qué no corramos,
he pensado en ello muchas veces…

Se trata, por supuesto, de que al imperativo corred, en el mejor de los castellanos posibles –en el que los verbos son desinenciales e indican en sí los morfemas: voz, modo tiempo, número, persona y aspecto- corresponde vosotros, lo que en buen cubano se traduciría como: métanle ustedes, que yo los apoyo.

Si esto les remite a algo actual, no es de chiripazo.



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